Hola, soy María, una neurótica anónima más en proceso de recuperación.
Hoy voy a hablar de mi madre; ayer hubiera sido su cumpleaños si estuviera viva. Falleció el 8 de febrero de 2015. Estoy escribiendo esto y al mismo tiempo lagrimeando porque todavía me cuesta aceptar que no está, la extraño mucho pero tengo que comprender que era su momento de partir. Su tarea ya estaba cumplida.
Tuve una relación bastante complicada con mis dos padres desde muy temprana edad, mi neurosis es casi tan vieja como yo o según la literatura es innata. Así que tiene mi misma edad.
Después de muchos años de odio, resentimiento, enojo con madre y gracias a mucho trabajo terapéutico logré volver a tener trato con ella. Me enojé mucho en la adolescencia y después de algunos cuantos años me logré reconciliar. De ahí para adelante siempre estuvo a mi lado en todo momento, en las buenas y sobre todo en las malas. Fue un gran apoyo para mí y me enseñó muchísimas cosas. Me enseñó a luchar, a estar en contacto con Dios, recién ahora lo puedo ver, a amar a mis hijos, a pelearle a la depresión. En resumen a vivir, a no darme por vencida.
Mi gran egoísmo no me permitió acudir junto a ella para pedirle perdón y decirle que la amaba antes de morir; estuvo un poco más de un año recibiendo quimioterapia. Y un día decidió que debía irse, que ya no tenía nada más que hacer acá, se reconcilió con Dios, cayó en recaída y en menos de 5 hs falleció.
En algún momento como lo dice el 9° paso tengo que reunirme con ella de la forma que pueda, a través seguro de una fotografía o de algún objeto que me la recuerde para pedirle perdón. Todavía no puedo ver fotos de ella, me duele mucho la pérdida, tengo que dejar pasar más tiempo.
Le puse culpa al título de la entrada porque mi ego no me permitió acudir a su lado cuando estuvo mal, siempre había cosas más importantes que en realidad no lo eran, problemas económicos, laborales, la familia, etc, sólo fueron excusas porque tenía miedo de no poder soportar verla mal. Esto me da mucha culpa. Me necesitaba y yo no pude ir cuando ella siempre había podido venir en mi ayuda.
Su última enseñanza fue decirme sin palabras, con hechos que la vida no espera, que me preocupara por mi recuperación, por mi neurosis, por mis hijos, por mi familia, por mi salud que me dejara de boludear.....
En resumen que aprendiera a amar.
Para terminar lo único que puedo decirle es Gracias, Gracias, Gracias !!!!!. Gracias por haber sido mi madre. Te amo y ya nos volveremos a reencontrar. Sé que estás bien vieja y en paz. Amén.
Muchas gracias por leerme, serenas y felices 24 hs.
La próxima un poco de literatura de N/A sobre el egoísmo innato promesa.
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